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La gestión del hábitat, imprescindible para el urogallo

Fecha: 
Monday, 25 July, 2016
Anillamiento de hayas

Los bosques de la cordillera Cantábrica han sufrido cambios en las últimas décadas.  El abandono del medio rural ha transformado la estructura del bosque y su estrato arbustivo hacia masas forestales más densas y tupidas.
 
Esta menor entrada de luz en los bosques limita el crecimiento de especies que proporcionan alimento y refugio al urogallo cantábrico como el arándano, el tejo y el acebo.  
 
Si algo caracteriza al urogallo cantábrico es su preferencia por bosques tranquilos, maduros y de gran extensión, con variedad de especies tanto a nivel arbóreo como arbustivo. Es un ave vegetariana, excepto durante las primeras semanas de vida de los pollos, momento en el que ingieren gran cantidad de insectos. Pero lo importante de estos hábitats forestales, desde el punto de vista del urogallo, no son el tipo de árboles, sino lo que hay en el suelo, dentro de estos bosques. 

A lo largo de la mayor parte de su área de distribución, la planta más importante para su alimentación es el arándano.  El urogallo consume sus tallos, hojas, brotes y frutos.  Es clave para que las hembras consigan una buena condición física para la puesta de sus huevos y es, además, donde están las orugas e invertebrados para que los pollos crezcan y salgan adelante.  Los urogallos cantábricos completan su dieta con una amplia variedad de otras especies vegetales, incluyendo brezo, así como las hojas y los frutos del haya, roble, abedul, acebo y distintas gramíneas.
  
El proyecto LIFE+ Urogallo cantábrico ha desarrollado diversas acciones para fomentar un hábitat favorable para la especie. En total, se ha actuado en más de 450 hectáreas de arbolado y matorral, donde se han llevado a cabo tratamientos selvícolas para no sólo favorecer el desarrollo de especies clave para el urogallo sino también obtener masas forestales con mayor variedad de estructuras en las que pueda haber espacios abiertos, claros, pastizales, arbolado y matorral. 
 
“Hemos tratado de reestructurar zonas del bosque para que tenga las mismas condiciones que en la época en la que las poblaciones de urogallo estaban mejor, en base a criterios científicos y respetando el ecosistema”, apunta Ignacio Torres, director del LIFE+ Urogallo cantábrico y subdirector de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, que coordina el proyecto.
 
Las actuaciones de gestión de hábitat se han desarrollado en las comunidades autónomas de Cantabria y Castilla y León, en concreto, en las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Liébana y Sierras del Cordel, cabeceras del Nansa y del Saja, así como en las ZEPA Omaña, Alto Sil, Picos de Europa  y Picos de Europa en Castilla y León.
 
En estas últimas ZEPA se han eliminado de forma selectiva los ejemplares de haya que limitaban la entrada de luz e impedían el crecimiento de especies como el roble albar, el tejo y el acebo.
 
Otros trabajos de gestión de hábitat en la cordillera Cantábrica han consistido en claras, clareos y otros tratamientos selvícolas con el objetivo de obtener unas masas forestales adecuadas para el urogallo.
 
Todas las actuaciones se han ejecutado en base al  Documento Técnico para la Conservación y Mejora del Hábitat del urogallo en la Cordillera Cantábrica, elaborado en el marco del proyecto, y en el que quedan plasmadas las directrices para la mejora de las masas forestales como hábitat para el urogallo.
 

Presencia de urogallos tras los trabajos

 
Las actuaciones de mejora de hábitat tienen una respuesta a medio y largo plazo. Sin embargo, durante la ejecución del LIFE+ Urogallo cantábrico ya se han podido constatar algunos resultados positivos en zonas tratadas.
 
Huevos eclosionados en una zona tratada en Alto Sil (León)La ZEPA Alto Sil alberga uno de los núcleos de mayor población de urogallo cantábrico en la cordillera cantábrica. En esta zona, se han llevado a cabo tratamientos selvícolas para favorecer el hábitat y, una vez finalizados, se ha constatado la presencia de ejemplares.
 
Además, han utilizado estas áreas tratadas para la reproducción y la cría de los pollos. En concreto, en 2015 se encontró una puesta eclosionada en uno de los rodales tratados a finales de 2014.
 
Este hallazgo, junto a la presencia de dos hembras con pollos y varios machos en la zona tratada, muestra que las actuaciones en el hábitat constituyen un pilar imprescindible para la gestión de la especie.      
 
Además, tras la ejecución de los trabajos, no se han detectado molestias para la especie. Al contrario, los urogallos ha permanecido en los lugares donde ya había presencia de ejemplares y han ocupado algunas zonas tratadas aledañas.
 
Recientemente, la Universidad de Valladolid ha realizado un informe en donde ha valorado de forma positiva las actuaciones que se han desarrollado para favorecer el hábitat del urogallo. En su diagnóstico constata que la mayor parte de las acciones de gestión de hábitat realizadas han cumplido los objetivos destinados a mejorar y preservar el entorno de esta ave emblemática en peligro de extinción.
 
De los 25 rodales analizados, un total de 18 cumplen los objetivos planteados. En otros seis rodales es necesario mayor periodo tras su ejecución para valorar su eficacia y en tan sólo una actuación no se alcanzaban los objetivos previstos al  regenerase de nuevo el helechal.
 
En los próximos meses, se va a llevar a cabo un último proyecto de mejora del hábitat en ZEPA Alto Sil (León), Liébana (Cantabria) y Picos de Europa (Asturias) con una previsión de intervención en 29,64 hectáreas de arbolado y 53.69 hectáreas de desbroce de matorral. Con estas actuaciones se pretende aumentar la superficie de hábitat útil para la especie, tanto desde el punto de vista de alimentación, como de refugio y tranquilidad, lo que favorece la supervivencia de ejemplares frente a depredadores y puede contribuir al aumento del éxito reproductor de la especie.
 
 

Reducción de amenazas

 
Las densidades excesivas de ciervo y su efecto sobre la calidad de las arandaneras y acebedas suponen una amenaza para el urogallo al disminuir la disponibilidad de alimento y modificar la estructura de un hábitat propicio que les protege frente a la depredación.
 
En el marco del proyecto, se ha efectuado un seguimiento de la población de ciervo y se ha controlado su población.
 
En esta línea, también se ha controlado la depredación, principalmente, en las zonas de suelta de ejemplares. Entre otras acciones, se han capturado y traslocado 21 martas en Cantabria y 8 más en el entorno del parque de suelta Picos de Europa en Castilla y Léon en lugares alejados de áreas críticas para el urogallo.
 

Peligros para el urogallo

 
Los vallados y alambradas ganaderas pueden causar la muerte de urogallo por colisión en días de reducida visibilidad. Para reducir esta amenaza, se han retirado o señalizado 57 km de vallados peligrosos en el marco del proyecto.
 
Las infraestructuras eléctricas también pueden ser fuente de molestias y mortalidad para el urogallo  y otras aves de la cordillera. En el marco del LIFE+ Urogallo cantábrico se ha reducido hasta cuatro veces el impacto acústico de la subestación eléctrica situada en el Puerto de Panderruedas (León) y también el riesgo de electrocución.
 
Las actuaciones para mejorar las masas forestales y reducir las amenazas de la especie persiguen que el urogallo cantábrico encuentre a la largo plazo un entorno favorable en el que pueda recuperarse y volver a ocupar las zonas que ha abandonado.