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Ecología
EL HÁBITAT
El urogallo cantábrico es un ave forestal de la familia de las Tetraónidas. A escala de paisaje utiliza manchas forestales continuas y escasamente fragmentadas. Tiene unos requerimientos espaciales muy amplios, de forma que, a lo largo de su ciclo anual, puede explorar varios centenares de hectáreas, revelándose como una especie muy sensible a la fragmentación forestal.
La singularidad del hábitat del urogallo cantábrico es que consiste casi exclusivamente en bosques caducifolios. En la cordillera Cantábrica, el urogallo habita principalmente bosques de haya (Fagus sylvatica), roble (Quercus robur, Quercus petraea, Quercus pyrenaica) y abedul (Betula pubescens subsp. celtiberica) y en algún pinar de Pinus sylvestris, relíctico o de repoblación.
Además, el urogallo cantábrico registra variaciones estacionales en el uso del espacio, utilizando zonas de matorral supraforestal, claros, pedrizas e incluso pastizales.
Después del último estadio glacial, los pinares de Pinus sylvestris han disminuido su cobertura en la cornisa Cantábrica y han sido desplazados por los robles y posteriormente por el haya, por la continua acción humana de uso del fuego como modelador del paisaje, con el fin principal de obtener pastos, en la que las especies de fagáceas se ven favorecidas, por su capacidad de rebrote, frente al pino.
Sin embargo, el urogallo cantábrico ha logrado persistir adaptando su dieta invernal al consumo de brotes de especies caducifolias y de vegetación perennifolia presente en la cordillera: acebo (Ilex aquifolium), tejo (Taxus baccata), helechos (polystichum sp., Pteridium aquilinum entre otros) e incluso varios matorrales (Calluna, Erica, Juniperus, Halimium, Arctostaphyllos). En la cordillera Cantábrica, la subespecie aparece en los bosques de montaña entre 800 y 1.600 m de altitud. En general, la presencia de urogallo cantábrico parece depender más de la estructura del bosque que de su edad y composición. Prefiere bosques abiertos, con cobertura de copas moderada, que permita la entrada de luz suficiente para que los estratos arbustivos y herbáceos alcancen un adecuado desarrollo, principalmente el arándano (Vaccinum myrtillus). Las arandaneras constituyen un componente fundamental del hábitat a lo largo del ciclo anual, especialmente en la época de cría.
LA ALIMENTACIÓN
La alimentación del urogallo adulto (Tetrao urogallus) es básicamente folívora, es decir, come esencialmente hojas de árboles y arbustos. Debido a su dieta, los urogallos poseen adaptaciones características en su sistema digestivo. En las poblaciones del centro y sur de Europa, el pino (Pinus sylvestris) suele ser el alimento invernal preferente, aunque piceas (Picea abies), abetos (Abies alba), alerces (Larix decidua), enebros (Juniperus communis), abetos de Douglas (Pseudotsuga menziesii) y diversos arbustos o gramíneas también contribuyen a la dieta. En primavera, la dieta se hace más rica y variada, y los urogallos aprovechan nuevas especies vegetales disponibles. En otoño consumen también gran cantidad de bayas. En el bosque boreal, hojas, tallos y frutos de arándano constituyen el alimento principal al final del verano y en otoño.
En la cordillera Cantábrica no existen bosques de coníferas, con la excepción de algunas masas relícticas de pino silvestre (Pinus sylvestris) y repoblaciones forestales realizadas con esta misma especie u otras. Como consecuencia, el urogallo cantábrico basa su dieta en las especies caducifolias, mucho más abundantes.
Las arandaneras forestales y supraforestales representan un componente fundamental del hábitat a lo largo del ciclo anual. En las primeras semanas de vida, orugas y otros artrópodos presentes en las arandaneras constituyen un suplemento crucial para los pollos.
En general, en invierno y primavera, los árboles son la fuente más importante de alimento, mientras que en verano y en otoño los arbustos y las herbáceas constituyen la base de la dieta.
Durante el invierno, la alimentación puede basarse en yemas de haya, serbal, abedul, hojas de acebo, enebro, brecina y otras especies disponibles como acículas de pino si pueden acceder a ellas. En primavera, la dieta se completa con brotes tiernos y hojas nuevas de haya, roble, abedul y de otras especies, además de las partes verdes del arándano, la brecina y varias gramíneas. En verano y otoño el arándano y la brecina suele ser las especies más consumidas, junto al acebo, los helechos y algunas herbáceas.
LA REPRODUCCIÓN
El celo de los urogallos es colectivo. Entre finales de marzo y primeros de junio los machos efectúan sus exhibiciones de celo que se desarrollan en lugares concretos del bosque, llamados cantaderos, que representan el punto de referencia espacial alrededor del cual los urogallos desarrollan la mayor parte de su ciclo vital.
En la cordillera Cantábrica, la mayor parte de los cantaderos se encuentran en la franja forestal entre 800 y 1.600 m de altitud y en la actualidad se localiza uno o dos machos en cada cantadero, pudiendo todavía encontrar algún cantadero que mantiene 4 o 5 machos, hecho éste que en el pasado era más habitual. Las hembras nidifican en el suelo dentro del bosque o en el borde de las manchas forestales. La puesta empieza a finales de mayo o a primeros de junio. Los huevos son puestos a intervalos de uno o dos días hasta llegar generalmente a 6 u 8. La incubación comienza con la puesta del último huevo y dura entre 24 y 26 días y es realizada exclusivamente por la hembra. Los pollos son nidífugos y muy precoces.
En la cordillera Cantábrica nacen generalmente a finales de junio o en las primeras semanas de julio. La tasa de producción de juveniles es muy baja, el valor medio de la productividad de juveniles es inferior a 0,4, muy alejado de los valores próximos a 2 de las poblaciones en equilibrio.
Muchos pueden ser los factores que tengan efectos negativos sobre la producción de juveniles, entre ellos, el estado fisiológico de las hembras, la depredación sobre huevos y pollos y las condiciones climáticas adversas en las primeras semanas de vida.